Ronin de Frank Miller

He de confesaros que le soy infiel al Manga; hace un par de años que también compro Cómic americano y europeo.

La obra a reseñar hoy es: “Ronin” de Frank Miller, un Cómic estadounidense con reminiscencias Manga; su autor es un confeso admirador de los Mangakas: Kazuo Koike y Goseki Kojima. Como ya mencione en mis primeras impresiones de El Lobo Solitario y su Cachorro, era el principal panegirista del Manga en Estados Unidos y abrió camino para que este se publicara en Occidente. Además, es un apasionado de la cultura feudal japonesa y en especial de los samuráis.

Miller es mi autor favorito dentro del comic americano, pero actualmente está pasando por una mala época tanto personal como profesional. Muchas personas criticaron su dibujo en la recientemente terminada: “Caballero Oscuro III: La raza superior”; algunos dicen que sus dibujos son feos, pero el arte es muy subjetivo y a mí me encanta su estilo único y diferente. Sus obras fueron transgresoras e innovadoras, un torrente de aire fresco tanto a nivel artístico: experimentando diferentes resoluciones gráficas (“Sin City”, “Batman: El Contraataque del Caballero Oscuro” o la obra aquí reseñada), como narrativamente: reinventando a los antihéroes o creando personajes femeninos con carácter, fuertes y protagonistas (“Elektra lives again” o “Martha Washington Give me Liberty”).

La expresidenta de DC: Jenette Kahn, dice en la introducción a la obra que cuando se incorporó a la empresa en 1976, el Cómic americano se había estancado. No había nada innovador y sintieron envidia de la revista de historietas de ciencia-ficción francesa: Metal Hurlant, ya que incluso el papel en el que se imprimía era mucho mejor que el “papel de periódico” en el que publicaban ellos. Kahn viendo esto no quiso quedarse atrás, se propuso innovar y mejorar la calidad del Cómic made in USA; su mirada recayó en la competencia (Marvel), concretamente en  Fran Miller, que en ese momento realizaba su exitosa visión de Daredevil en la que fusionaba Manga con Film Noir. Por ello invito a comer a la joven promesa y le dijo lo siguiente:

“Si pudieses hacer en un Cómic lo que quisieses, ¿qué arias? No importa lo imposible que parezca, tan solo dímelo y yo intentaré conseguírtelo”

De esa proposición nació “Ronin”, una obra revolucionaria con la que el Noveno Arte tiene una deuda enorme; ya que inauguro una nueva era y sentó las bases no solo de una nueva forma de narrar y dibujar a todo color, sino también de los derechos de autor. Además, esta obra demostró que el entonces pequeño mercado de las tiendas de tebeos era más agradecido y comprometido que la distribución en kioscos; lo cual abriría camino para realizar otros trabajos arriesgados.

Este autor consiguió contar una historia autoconclusiva en seis episodios, con la extensión y complejidad de una novela (antes los guionistas podían cerrar pequeños arcos argumentales, pero lo normal eran los finales abiertos), que fuera impresa en papel de calidad, blanco y brillante, con buena tinta, sin páginas de anuncios y con el Copyright a su nombre. Esto último fue un movimiento decisivo; al conseguir poseer el Copyright, Frank Miller termino con el último baluarte de la dominación de las compañías de Cómic sobre los artistas (lucha que habían comenzado Jerry Siegel y Joe Shuster, creadores de Superman).

Espero que lo mencionado anteriormente, sirva para tomar conciencia de lo mucho que los amantes del Cómic le debemos a este gran artista.

En cuanto a la fascinante trama cruda y violenta que nos narra, empieza en el Japón feudal para luego trasladarse a un futuro distópico, en el que Nueva York está en ruinas, la mayoría de los habitantes son deformes o enfermos y las bandas dominan las calles (Nazis y Panteras Negras); pero en medio de todo eso se alza Aquarius, un enorme complejo fortificado controlado por una inteligencia artificial (llamada virgo) y perteneciente a una empresa de biocircuitos; parece el último reducto de progreso y la esperanza para salvar la humanidad.

Hacia el desenlace de la historia, se realiza un giro argumental que lo cambia todo y si hablara más sobre la trama sin hacer alusión al mismo, os estaría mintiendo… así que prefiero dejaros a continuación la sinopsis de la editorial ECC:

En “Ronin”, Frank Miller nos narra la historia de un joven samurái sin nombre que debe enfrentarse al demonio que ha asesinado a su señor tanto en el pasado como en el futuro, pues el conflicto que los une trasciende las reglas de la Física. ¿Podrá el joven ronin derrotar al ser más maléfico que ha pisado la faz de la Tierra o, por el contrario, sucumbirá ante el mal?

DC aposto muy fuerte por la joven promesa y su miniserie experimental; por lo que Miller hizo lo propio (no se caracteriza por las medias tintas) y pensando que nunca tendría tanta libertad creativa, volcó en ella todas sus entrañas, en las cuales podemos ver elementos que desarrollara más profundamente en su siguiente trabajo, como los fuertes contrastes de luces y sombras que presenciamos hacia el final de la obra cuando los protagonistas (el ronin y Casey Mckenna) entran en las alcantarillas, lo cual volveremos a ver, pero en blanco y negro, en las apasionantes historias de la ciudad del pecado, “Sin City”.

Con esta serie se alejó de los convencionalismos propios del Cómic de superhéroes y bebió abiertamente (el primer comic occidental que lo hizo) del exótico Manga, como demuestra el gran dinamismo que recorre todo el relato; además de acercar también su estilo a la estética futurista de Moebius (autor de BD y co-creador de Metal Hurlant). Por tanto este Cómic es una amalgama de las tres grandes corrientes historietísticas que existen a nivel global: la estadounidense, la japonesa y la franco-belga.

interior

Miller es un maestro del storytelling: realiza encuadres muy dinámicos, juega con la posición, el tamaño, la forma, el número y  la secuencia de las viñetas, creando de este modo expresivas composiciones en las que integra o no bocadillos de texto, ya que su dibujo es tan expresivo que muchas veces no necesita diálogos; e incluso realiza páginas totalmente fundidas en negro. Su dibujo me fascina, es impresionantemente basto y feroz cuando la acción se sitúa en el Japón feudal o en las marginales calles de Nueva York, pero en cambio dentro del complejo Aquarius su trazo es fino y precioso.

Por ultimo añadir, que el Cómic americano y europeo, al contrario que el manga, suele ser a todo color; y como en casi todas las obras del autor, la colorista fue Lynn Varley (su exmujer), quien aprovechando al máximo la oportunidad de imprimir en una excelente calidad, aporto una amplia paleta de colores que realzan y contrastan el Japón rural, la ciudad de Nueva York o el complejo Aquarius, entre otras localizaciones y situaciones. Por ejemplo: dentro de Aquarius predominan los tonos pasteles verdosos, pero afuera, en la ciudad-selva, los grises y colores tierra lo inundan todo; además durante las luchas los colores se vuelven rojizos y muy intensos.

Calificación:

  • GUIÓN             8,00
  • DIBUJO           9,00
  • Nota media          8,50

P.D. De la Edición Deluxe que poseo, me gusta muchísimo más la ilustración de la tapa posterior.

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