“Releyendo esta obra que dibujé hace 15 años siento un dolor aún más intenso. No cesamos de oír noticias, día tras día, que dan a entender que en el mundo están aumentando los casos de terrorismo, que la cadena del odio está originando grandes conflictos y que, en definitiva, la tercera guerra mundial ya ha empezado discretamente.
El desarrollo de la tecnología militar nos ha dado la capacidad de exterminar a la raza humana repetidas veces, y no puedo dejar de pensar que ojalá la música que toca Marie envolviera ahora al mundo entero.”
Usamaru Furuya
Abril de 2016
Con esta reflexión del autor de “La música de Marie” me decido a comenzar esta reseña. Y qué bien nos hace leer cosas así, es como si nos reconfortara, como si de algún modo nuestro corazón emprendiera un viraje hacia un latido común: la fe. Por eso quiero dedicar este posteo, en forma de homenaje y elevando la esperanza en la bondad del ser humano, a todas las víctimas del terrorismo, pero también a todas aquellas víctimas que mueren día a día en Asia Occidental.
Mi nombre es Lecye, y a partir de ahora voy a comenzar a colaborar con el blog tanto con reseñas escritas como con vídeos en youtube ¡Espero que podamos disfrutar esta aventura juntos! ^^
Sinopsis
Usamaru Furuya, ha sido un grato descubrimiento para mí. Sí que conocía de pasada algunas de sus obras como “Jisatsu Sakuru”, renombrado por estos lares como “El club del suicidio”, y “Litchi Hikari Club”, pero realmente nunca me había sumergido en lo que este mangaka tenía para ofrecerme, y lo mal que hice.
“Marie no kanaderu ongaku” o “La música de Marie”, es una historia que enmarca una temática universal, como es la fe, dentro de un desarrollo simple pero con una resolución profunda y hasta con matices místicos.
Por eso será mejor si proseguimos con la sinopsis para entender más de qué va la cosa:
“Este cuento de fantasía de escala épica nos introduce en un mundo fascinante donde los hombres adoran a una diosa mecánica que de vez en cuando aparece en el cielo. Su música trae felicidad y armonía a todos los habitantes en un universo “libre” de avances tecnológicos y sentimientos negativos. La historia nos cuenta la vida de Kai, quien emprende una grandiosa aventura en búsqueda de la iluminación, lo cual le llevará a descubrir la verdad sobre Marie y el mundo en el que viven.”
La convergencia de la estructura del relato con aquel sonido mágico que emerge de la diosa Marie para armonizar a la humanidad, hizo que mientras iba leyendo imaginara la melodía de “Life” de Ludovico Einaudi.
La fe en Marie al igual que su música es subjetiva, esta es la idea general de la historia, mostrarnos que todos necesitamos creer, pero que nuestros sentimientos moldean esta percepción.
Personajes y lugares
Kai: Un chico huérfano que a lo largo de la historia va resignificando su vida a través de Marie.
Pippi: La alegre muchacha amiga de Kai, positiva y soñadora.
Guur: El monje del pueblo, quien es devoto a la diosa Marie.
Pirito: Territorio dónde se encuentra la isla taller de Gil, lugar donde viven nuestros protagonistas.
Tadd: Sitio donde peregrinan los fieles de todo el mundo para adorar a Marie, cada uno con su visión de Dios.
La utopía y la creencia
Dentro del manga se explora la circunstancia del entendimiento en pos de un estancamiento en el progreso. Se critica sabiamente la automatización buscada por el hombre con un fin glorificador y avaricioso, dándonos a entender que volcándonos a la tecnología sólo vamos a tener una creencia superficial, egocéntrica y de dominio. Lo cual es irónico, ya que la paradoja que se nos presenta es la de un Dios mecánico, que existe como idea gracias al hombre, pero sólo porque este cree en él, no porque los demás lo hayan visto ¿Caería de este modo el progreso en la utopía? Una creencia inalcanzable, un sueño perpetuo, una equidad entre los hombres en nombre de la realidad terrenal.
“Utopía” de Tomás Moro, inauguró este término como tal, no en el sentido estricto de algo irrealizable, pero sí refiriéndose a una isla ideal donde sus habitantes lograron el Estado perfecto.
El contraste Dios-humano-máquina está siempre en juego dentro de los sentimientos de los habitantes de la isla de Gil, lo que define el estatus de cada uno es la visión que el resto tiene de ello. Por decir, Marie existe como Dios porque creen en ella como Dios, Kai existe como humano porque los demás creen en él como humano, lo mismo con las máquinas, estas no pueden progresar porque todos creen que lo normal es que fallen, no piensan que puede haber un más allá que traiga una luz de verdad, aunque quizás tampoco es que lo haya. La cuestión es que justamente no lo tengamos claro, que queramos creer en nuestra propia visión de la historia al igual que los personajes de la misma.
Así, de este modo, Usamaru Furuya introduce sutilmente una reflexión sobre los alcances de la religión, y como esta, a pesar de poder unirnos porque todos tenemos la necesidad de creer en algo, nos separa ya que no sabemos ser tolerantes como humanidad, o en cuyo caso, no sabemos aceptar y aprender de los usos y costumbres de los que tienen una visión distinta del concepto de Dios.
El lenguaje
Dicho esto, me gustaría hacer un inciso, ya que justamente antes de comenzar a leer esta historia tuve la oportunidad de ver la película “Arrival” y me dejó colgando algunas reflexiones sobre la comunicación que casualmente “La música de Marie” también abarcó.
Si antes hablábamos de que para que algo fuese real era necesaria una simple cuestión de creencia, entonces es importante decir que toda creencia tiene como esencia a los sentimientos. En “Arrival” se nos da a entender que los sentimientos son el único lenguaje que puede romper con la falta de comunicación ya que estos son capaces de otorgarnos, por ejemplo, la voluntad para entablar un diálogo y de empatizar, porque son universales, trascienden a los diversos idiomas. En la película la comprensión se logra porque la protagonista busca hablar con los alienígenas en vez de solo querer extirparles respuestas, mientras que en el manga el respeto existe porque se hace énfasis en los sentimientos que tienen todos sobre Marie, aun a pesar de las diferentes culturas y sociedades.
Dibujo
El arte utilizado me remitió por momentos al género shojo, estilizado y con rasgos que enfatizaban en los sentimientos, sobre todo en los gestos de sorpresa o cuando un personaje se sonrojaba. Por otro lado la ambientación tiene algunos tintes steampunk, más que nada a lo que engranajes y maquinarias se refiere.
El sitio donde transcurre la acción, la isla de Gil, se me asemejó a una mezcla entre la arquitectura de la isla griega de Miconos y el pueblo de Nausicaä del valle del viento (sí, son un poco extrañas mis asociaciones, que se le va a hacer). Punto y aparte para los fondos, que sin ser extremadamente detallados utilizan muy bien la estética del lugar para transmitir emociones (como los enfoques recurrentes al cielo, muy Ghibliesco, por cierto)
Conclusión
“La música de Marie” es una historia única en su tipo, capaz de hacerte sentir el mundo que te presenta a través de una melodía imaginaria que va variando según las circunstancias de la trama.
No me gusta dar notas, y esta reseña no va a ser la excepción, pero recomiendo duramente este manga a todo aquel amante de la fantasía, aquel que se atreva a imaginar aún más allá de lo que lee.
Si te agradan los cuestionamientos existenciales, el abordaje filosófico y la relatividad que cubre la noción de verdad, esta historia es para ti. Capaz de desnudar nuestras raíces más humanas donde a veces no queremos ver, pero también, donde es importante que veamos si lo que realmente anhelamos es ser más tolerantes.
¡Muy bueno el comentario de Lecye! Me convenció a suscribirme al blog.
Me alegro mucho Angela, gracias 😉