Reseña Manga: Yona, princesa del amanecer

Cuenta la leyenda que hace miles de años cuatro dioses dragones nacieron para proteger al dios dragón rojo, fundador de la tierra de Hiryuu. La misión de los cuatro dragones era proteger a su amo, quien abandonó su condición divina y se convirtió en humano. Sin embargo, hace tan solo 16 años nació una joven princesa, llamada Yona. Esta, como futura reina de las tierras de Kouka, ha sido criada con todo tipo de lujos: comida en abundancia, joyas, perfumes… y lo que es más importante, sin conocer las crueldades de la vida más allá del castillo.

Un día, su primo Son-Won, del cual está enamorada, acaba con la vida de su padre. Desde este momento, Son-Won se hace con el poder de la corona y Yona tiene que exiliar junto a su guardaespaldas Hak. Es aquí en el momento en que experimentamos el desarrollo de lo que parecía ser una pedante heroína shôjo a una gran protagonista, fuerte y enérgica.

Este manga recuerda a varias series, tanto dentro del manga-anime como de las series más populares de acción real del momento. Quizás una de las influencias más directas sea la Daenerys de la Tormenta de Juego de Tronos. Ambas son princesas exiliadas, acompañadas de sus «dragones» y su guardaespaldas, tratando de hacerse más fuerte y reclutando su propio ejército.

Por otra parte, dentro del manga también encontramos algunas otras similitudes, como Fushigi Yûgi. Miaka, la protagonista de este manga, también viaja a un mundo desconocido a través de un libro, donde conoce a Tamahome. Este es quien se encarga de protegerla en su aventura llena de obstáculo y se enamora de ella, al igual que Yona va al exilio, respaldada por el increíble, genial y sexy Hak (que su amor por Yona es akdjflasjfhashfsduh *.*!!!). Además, en ambas series hay un Seiryu, término que se utiliza en la mitología japonesa para referirse al dragón azul. En ambientación también guardan similitudes, pues en Fusighi Yûgi hay influencias de cultura china, mientras que en Yona parece haber también influencia de las culturas coreana y china.

Además de este, Yona también me recuerda a la serie Hanasakeru Seishônen. Se trata de un harem shôjo protagonizado por una joven hija de un gran empresario. Esta debe elegir entre tres pretendientes al que será su marido y así poder heredar su poder empresarial. Dejando a un lado la trama romántica, la serie también se desarrolla en un contexto de lucha por el poder político en un país del sudeste asiático. Además de esto, no podemos dejar pasar por el alto que el parecido de Lee-Heng, guardaespaldas de Kajika, con Hak es notable.

No obstante, dejando de lado las influencias, la historia de Yona, Princesa del amanecer nos ofrece mucho más que un romance shôjo. Poco a poco podemos ir viendo una heroína única y un manga que, sin duda, podría hablar por sí mismo de feminismo. En este «harem inverso», la protagonista también hace de protectora, no solo de protegida. Además, en torno a ella vemos cómo se reflejan y se hacen explícitos temas muy íntimos de la feminidad, lo que es poco habitual de ver en un manga de este género.

Pero no solo se limita a nuestra protagonista, Yona Princesa del amanecer presenta muchos personajes más que Yona y los dragones. Entre esos personajes destacan una gran variedad de personajes femeninos a cual más fuerte y carismático, que nada tiene que envidiar en fuerza e inteligencia a los personajes masculinos.

En definitiva, estamos ante un manga shôjo que, si bien es cierto bebe bastante de otras historias ya contadas, innova a cada paso. Atreviéndose a ensalzar la figura femenina con nuestra protagonista y todos los que la rodean. Una historia que no te dejará indiferente y que se convierte en una imprescindible de los últimos años para los aficionados del manga.

 

 

 

 

 

 

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