En esta segunda entrega del monográfico dedicado al Kamishibai, he querido hacer algo diferente, por lo que he realizado un artefacto poético en forma de música databending. Para ello he utilizado el texto escrito para la primera parte de este monográfico, el vídeo que acompaña al post, la música utilizada para el propio vídeo y fotografías de la primera época del Kamishibai.
Tal y como hicieron los dadaístas hace cien años rompiendo el código más sagrado que tenemos: el lenguaje, he intentado buscar nuevas reacciones y rehacer las palabras, las imágenes y los textos y la propia música.
El databending es una interesantísima manifestación de arte digital. En esencia, consiste en tratar a los archivos de imágenes (.JPEG, por ejemplo), como si fuesen de audio. A los de audio, como si fuesen de vídeo, y así hasta donde la imaginación abarque.
El resultado está lleno de nuevas paletas, de asociaciones de sonidos industriales, azarosos, como el shuffle de nuestros reproductores. Parecen sacadas, irónicamente, de un mundo en el que los sistemas digitales estuviesen colapsando.
El databending es el caldo del cultivo del glitch-art, uno de los movimientos que condicionará la vestimenta, la música del futuro y también la visual del, porque las interfaces digitales ahora están sobre paredes, sobre ropa, sobre nuestra piel y también sobre nuestros oídos en forma de música.